El teatro es sanador de la salud mental, asignatura pendiente en colegios y hospitales

 

Madrid (EFE).- Cuando suben a escena dejan atrás sus trastornos de salud mental y dan la mejor versión de sí mismos y es que en ‘Arriba el telón’, la única compañía de teatro de Europa con todos los actores con diagnóstico de salud mental grave, sus integrantes afirman que el teatro debería ser preceptivo en colegios y hospitales.

‘Arriba el telón’

El director de ‘Arriba el telón’ es Javier Martín, actor y expresentador del mítico programa de televisión ‘Caiga Quien Caiga’, pero también paciente con trastorno bipolar diagnosticado. Desde hace tres años dirige a este grupo y lo hace sacando el trastorno mental de la escena y profesionalizando la actividad, que para este colectivo es una terapia rehabilitadora, tan útil como el más conservador tratamiento farmacológico.

“En ningún momento vengo pensando que tienen esquizofrenia o bipolaridad, no tengo eso en mi mente. Dirijo desde la humildad y aportando lo poco que sé”, dice Martín en una entrevista con EFE en la que constata la evolución de los actores en estos años: “Cuando llegué se reían menos, les veía más apagados y con más miedos. Ahora nos reímos de nosotros mismos y de nuestros fallos y eso es muy importante”.

Francisco, Paquita, Antonio, Juanjo e Isabel son pacientes del Hospital psiquiátrico de Día Lajman, en Madrid, que desde hace años colabora con la asociación La Barandilla por la salud mental, y forman parte del elenco de actores de ‘Arriba el telón’ que en los últimos tres años ha puesto en escena tres comedias: ‘Napoléon’, ‘Lalolilolialolialo’ y ‘Todo para el alma’.

El escenario, lugar de desconexión del sufrimiento

Javier Martín es director de ‘Arriba el telón’, la única compañía de teatro de Europa con todos los actores con diagnóstico de salud mental grave. EFE/ Sofía Carabias
Javier Martín es director de ‘Arriba el telón’, la única compañía de teatro de Europa con todos los actores con diagnóstico de salud mental grave. EFE/ Sofía Carabias

Martín sostiene que el teatro es “absolutamente sanador” y no lo ve solo en sus actores, también en él mismo. “Cuando tuve una depresión que me llevó a querer quitarme la vida, el único momento del día donde desconectaba de esos pensamientos terribles era la hora y media en que me subía al escenario”.

“Solo ahí dejaba de ser yo y adquiría otro personaje, otro texto, otra vida. Me ayudaba a desconectar del sufrimiento”, relata el expresentador.

Y aunque todas las artes ayuden a sanar la salud mental, el teatro, dice, es la más completa porque trata el humor, el compañerismo, la empatía con el otro, es pura expresión.

Cuando Martín decidió, a petición de la asociación La Barandilla, tomar las riendas del teatro se puso a pensar en qué tipo de obras representar y optó por “comedias fresquitas, divertidas” porque hacer reír es sanador.

Y es que los actores ven en Martín a un amigo. Francisco, con diagnóstico de esquizofrenia afectiva, valora sobre todo que el teatro consigue que la sintomatología se diluya.

Francisco no tiene miedo escénico porque durante cuatro años estuvo cantando en el coro de la Universidad Autónoma, elogia la forma de dirigir de Martín y reconoce que el teatro le activa la mente.

Obras ya escritas y media hora de duración máxima

Vista del interior de un teatro. EFE/David Fernández
Vista del interior de un teatro. EFE/David Fernández

En ‘Arriba el telón’ se opta por obras ya escritas, con 6 o 7 personajes y media hora de duración máximo. Las representaciones no solo se circunscriben a casas de acogida, centros de mayores o sociales sino que también las han llevado a la Casa de Vacas del madrileño Parque del Retiro e incluso en Zaragoza, al centro cívico de la Estación del Norte.

“Nos trata como a profesionales, no como a pobrecitos”

“El teatro es absolutamente sanador” lo reitera Francisco y lo corrobora Paquita, con diagnóstico de depresión derivado de una esquizofrenia paranoide previa.

“Cuando subes al escenario dejas de lado tus problemas y tus somatizaciones, ver al público disfrutar es impagable, maravilloso”, señala Paquita, que ya actuaba de niña en el colegio, sobre todo recitando poesía.

También Juanjo e Isabel constatan que actuar les ayuda a desenvolverse en la vida real y les activa la memoria, mientras que Antonio, diagnosticado con esquizofrenia, pone en valor el final de la obra, ese aplauso que define como “una explosión, que sienta muy bien”.

Y es que el mérito, dice Antonio, está en el director que les trata “como a profesionales, no como a pobrecitos. A veces es exigente, pero a mí el teatro me daba mucho miedo y ahora me divierto”.

El teatro debería ser “indispensable” en los colegios

Para Antonio, como para sus compañeros, el teatro debería ser “indispensable” en los colegios para prevenir futuros problemas de salud mental y en los hospitales, donde la rutina de los ensayos ayuda a manejar las emociones.

Martín subraya que él les dirige igual que si lo hiciera a un grupo de chavales de una asociación de barrio. “Hago lo mismo, no pienso en el trastorno mental”.

Y esa forma de trabajar ha hecho que la familia de algunos actores haya expresado su sorpresa, e incluso emoción, tras asistir a una de sus obras.

“Nunca lo habíamos visto así, ha sido verlo actuar y se me ha puesto la carne de gallina”, le han trasladado a Martín algunos familiares.